Los celos son una respuesta emocional bastante habitual y unas de las más complejas. No sólo los humanos pueden sentirlas, sino también ciertos animales. Esta sensación viene del temor de perder algo que se valora y se quiere, pero también está compuesta de emociones como la ira y la tristeza. Existen distintos tipos de celos y variadas causas, dependiendo de factores que están relacionados a los procesos cognitivos de cada individuo, al ámbito cultural y social de cada uno. Ahora bien ¿Cómo saber si mis celos son “normales” o patológicos? Para ello se debe distinguir lo siguiente:

Celos “Normales”

Celos Patológicos


En el caso de los celos patológicos, existe una ausencia de una causa real que sea desencadenante, además de una extraña naturaleza de las sospechas y un intenso sufrimiento individual a partir de estos pensamientos. Estos celos son intensos en la reacción emocional de la persona, e interfieren en la cotidianidad de su vida.

Las causas de los celos patológicos suelen ser una inseguridad propia y baja autoestima, la cual puede tener diferentes orígenes como su sistema de crianza, experiencias sentimentales traumáticas previas, características personales o la concepción que se tiene sobre el amor romántico y las relaciones de pareja.

Las consecuencias de los celos las vive tanto la persona que los siente, como su pareja. Por lo que es importante ser conscientes de las emociones y pensamientos de uno mismo. Los celos son algo que todos sentiremos alguna vez en la vida, y cómo los trabajemos hará la diferencia.

Sugerencias para el cambio

Los celos patológicos son tratables, pero ellos implican esfuerzo por quienes desean cambiar. Tratados de forma correcta puede llevar a la persona a un crecimiento personal que traiga confianza y seguridad.

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