EL DUELO

Proceso inherente a la experiencia humana

La muerte...

…Es la etapa cúlmine del desarrollo evolutivo del ser humano, es así como popularmente se dice que lo único cierto en esta experiencia es que en algún momento llegaremos a esa etapa en que cesan las funciones vitales y dejamos de existir, siendo esta una de las pocas certezas que tenemos como sujetos.

Este cese de funciones vitales y psicológicas, suele ser un proceso que se vivencia de diferentes maneras según la cultura en que suceda, así en países Orientales se ve como un paso hacia una nueva etapa, dando espacio a aspectos trascendentales sobre el significado de la vida, existiendo diferencias en relación con Occidente, donde se da muy poco espacio de significación, por lo tanto, la forma en que la experiencia que se vivencie frente a este fenómeno será en gran medida influenciado por la cultura, la sociedad y la familia en que nos encontremos inmersos.

No obstante…

 

En las ciencias de la salud, se han realizado una serie de estudios de la mano del método científico que establecen aspectos comunes en este fenómeno, relacionado con la muerte de personas con las que, en vida, se han estrechado fuertes vínculos afectivos.

 

 

En términos psicológicos…

 

…Se generan una serie de respuestas físicas, afectivas, cognitivas y conductuales que afectan la estabilidad y funcionamiento diario de la persona, asociando así el proceso de duelo con la muerte de personas significativas, sin embargo, la pérdida de vínculos afectivos importantes también conlleva un proceso de pérdida, así como las rupturas amorosas, el distanciamiento de los hijos, la partida de de los padres, por variados motivos, suelen ser procesos de duelo, no siendo solamente el cese de las funciones vitales el fenómeno que produce la vivencia de pérdida.

Este proceso, no se vivencia de la misma manera para un infante de 4 años, par aun adolescente de 18 años o para un adulto mayor de 70, con esto quiero destacar que de acuerdo con la etapa evolutiva en que se encuentre quien es afectado en esta experiencia, la sensación, y significación del proceso será diferente, dadas las características de desarrollo de cada etapa de la persona.

 

Tras estudios, y según el paradigma con que se mire este fenómeno, han surgido una serie de clasificaciones, donde se grafican diferentes etapas que trae aparejado el proceso de duelo; encontramos unas que dividen entre procesos de duelos normales (entendiendo lo normal como aquello que más se repite) de otros patológicos, que requieren mayor atención puesto que se tornan mucho más complejos. 

Del mismo modo hay clasificaciones según la orientación y mentalización de la persona de luto, dividiendo entre aquellas que se orientan a la perdida, donde las personas expresan sus emociones, interpretan y les dan significado a dichas pérdidas; y, quienes se enfocan en la restauración, donde focalizan la atención en la reorganización de la vida, de manera de buscar activamente nuevas actividades, roles y relaciones personales.

No obstante, las anteriores, es habitual encontrar una clasificación que en ocasiones consideran tres etapas, o cinco, que es la que mencionaré a continuación, que corresponden a los autores Kübler-Ross.

1. Negación

 

Se considera como el primer estadio, donde la pérdida se hace presente en la experiencia de una persona, conllevando una reacción que se produce de forma muy habitual inmediatamente después de ésta, con frecuencia aparejada a un estado de shock o embotamiento emocional e incluso cognitivo.

En ocasiones esta fase del duelo implica estrictamente la negación de la pérdida, esto no siempre sucede, sino que puede manifestarse de un modo más difuso o abstracto. Así, por ejemplo, se puede dar una negación de la importancia de la pérdida o de su carácter definitivo más que del hecho de que se haya producido.

 

2. Ira

 

Luego de la etapa de negación emergen sentimientos de frustración e impotencia con respecto a la propia capacidad de modificar las consecuencias de la pérdida. Dicha frustración conlleva a su vez la aparición de enfado y de ira, como sucede en general y no sólo durante el duelo.

Durante la etapa de ira la persona busca atribuir la culpa de la pérdida a algún factor, como puede ser otra persona o incluso uno mismo. El proceso de duelo implica la superación de la frustración y del enfado, que se relacionan con intentos psicológicos naturales, pero fútiles de que nuestro estado emocional y nuestro contexto se mantengan iguales que antes de la pérdida.

 

3. Negociación

 

En la fase de negociación la persona guarda la esperanza de que nada cambie y de que puede influir de algún modo en la situación. Un ejemplo típico son los consultantes a quienes se les diagnostica una enfermedad terminal e intentan explorar opciones de tratamiento a pesar de saber que no existe cura posible, o quienes creen que podrán volver con su pareja si empiezan a comportarse de otra manera.

 

4. Depresión

 

La cuarta etapa del modelo de sobre el duelo es la de depresión. En este periodo la persona empieza a asumir de forma definitiva la realidad de la pérdida, y ello genera sentimientos de tristeza y de desesperanza junto con otros síntomas típicos de los estados depresivos, como el aislamiento social o la falta de motivación.

El hecho de perder a un ser querido, de enfrentarse a la propia muerte y otras causas del duelo puede hacer que la vida deje de tener sentido para nosotros, al menos durante un tiempo. No obstante, la fase de aceptación supone la normalización de estos sentimientos de tristeza tan naturales.

 

5. Aceptación

 

Después de las fases de negación, ira, negociación y depresión llega la aceptación de la pérdida y la llegada de un estado de calma asociado a la comprensión de que la muerte y otras pérdidas son fenómenos naturales en la vida humana.

La fase de aceptación se relaciona con la inevitabilidad de la pérdida, y por tanto del proceso de duelo. En los casos en que el duelo es debido a una enfermedad terminal suelen darse reflexiones con respecto a la propia vida, vista en retrospectiva una vez se acerca el final.

Duelo 1

Estrategias para abordar el proceso de duelo

1. Reconocer la experiencia de pérdida

Este fenómeno es parte de la experiencia humana, y reconocer que forma parte del proceso evolutivo de cada ser humano, ya sea que signifique la pérdida de un familiar, amigo, compañero de trabajo, una mascota, o inclusive algo material forma parte de la vida, que conlleva en primera instancia un sufrimiento y dolor único para cada persona, no solo de manera individual, sino también como miembros de sistemas familiares a través del reconocimiento que se puede dar a través de diálogos, conversaciones, simbolismos según las creencias, permite ir sacando de la oscuridad a la luz el sentir hacia el exterior permitiendo reconocer esta etapa.

 

2.Abrirse al dolor

 

De igual manera tras reconocer el estado emocional y psicológico que conlleva una pérdida, permite dar paso a una apertura del sentimiento de dolor, que en ocasiones se guarda o invisibilidad, más aún en una cultura hegemónicamente heteronormativa, donde el hecho de mostrarse fuerte es parte de la idiosincrasia, sin embargo, es adecuado abrir espacios para vivenciar el dolor, y la pena que conlleva invariablemente el fenómeno del duelo, permitiendo dar el tiempo necesario para vivir esta experiencia.

 

3.Revisar y resignificar nuestro mundo de significados

Tras una pérdida importante es probable que no sólo cambie el sistema de vida a un nivel cotidiano, sino que este hecho indudablemente conllevará replantearnos todo nuestro sistema de creencias y valores que había sustentado hasta el momento nuestra vida, y en este sentido la cultura Oriental, contribuye a ello, resignificando este fenómeno con ideas como la trascendencia, es decir que la transformación es permanente en el ser humano, y que cada dolor es un aprendizaje para dar espacio a nuevos significados necesarios para continuar viviendo, para ello se integra de manera reflexiva el dolor como un maestro, que acompañará a lo largo de la vida.

 

4.Reinventarnos a nosotros mismos

Tras una muerte importante podemos recuperarnos y llevar una vida totalmente satisfactoria, pero es seguro que no volvemos a ser igual que antes, es pues una ardua labor el encontrar una nueva identidad que encaje con el nuevo rol. Este último desafío está ligado a la concepción de la identidad como algo no únicamente personal sino también social, y no algo invariable, sino como variable, que está en constante evolución y crecimiento, así a través de este proceso podemos descubrir en nosotros fortalezas que nos permiten ver luces donde antes solo veíamos oscuridades.

Escrito por: 

 

Juan Luis Carvajal

 

PSICÓLOGO Y PSICOTERAPEUTA 

ADULTO Y PAREJAS

 

Especialista en:

  • Terapia Psicológica Adolescentes (desde los 14 años), Adultos y Parejas.
  • Orientación Profesional para Adolescentes. 
  • Crisis de Pánico.
  • Trastornos de Ansiedad.
  • Procesos de duelo y separaciones. 
  • Depresiones mayores.
  • Estrés laboral.
  • Test Psicométricos (Inteligencia) Adultos e Infanto-Juvenil. 
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